Por Luis Vallejo Casillas
Las metodologías activas son el resultado de un cambio de paradigma social que se ve reflejado en la educación. Hoy por hoy, dejar de lado al alumnado en el proceso de adquisición del conocimiento supone un error pedagógico al no llegar adecuadamente al estudiante y dificultando el proceso de aprendizaje. En este contexto, si se quiere liderar el cambio hacia un futuro más prometedor, el cambio metodológico es fundamental.
El Aprendizaje basado en Problemas o Proyectos (ABP) es una metodología de enseñanza que hace al alumno protagonista y responsable de su aprendizaje. El profesor expone los pilares teóricos básicos asentando las bases de la investigación que el alumno debe llevar a cabo aplicando los conocimientos adquiridos, es decir, se “aprende haciendo”.
¿En qué se diferencian el Aprendizaje basado en Problemas y el Aprendizaje Basado en Proyectos?
Aprendizaje Basado en Proyectos
El propósito del Aprendizaje basado en Proyectos es la creación de un producto final, generando un plan para la gestión del proyecto de elaboración del producto.
Por ejemplo, para enseñar contenidos relacionados con la tecnología un ejercicio puede ser crear un objeto con capacidad de movimiento. El profesor, en el tiempo indispensable, debe transmitir los contenidos teóricos relacionados con la práctica. Una vez asentadas las bases, los alumnos aplican dichos conocimientos para crear su propio proyecto. Por supuesto, siempre que sea necesario el docente explica de nuevo los conceptos o facilita nuevos materiales para que el alumnado tenga claro cómo implementar la teoría y cómo cumplir con el objetivo asignado. En función de las competencias que se desean desarrollar, el proceso puede realizarse en grupo o individualmente Una vez finalizado el proyecto, el resultado debe ser evaluado. Si se ha realizado un objeto con capacidad de movimiento (un coche, un tren, un helicóptero, etc.) utilizando piezas de construcción y programas informáticos, si el objeto construido se mueve, el profesor puede concluir que se ha trabajado de forma correcta los contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales de forma transversal y activa.
Aprendizaje Basado en Problemas
El Aprendizaje Basado en Problemas se basa en la propuesta a los estudiantes de una pregunta guía que ha de ser respondida y aprender más acerca de lo que plantea, siguiendo unos pasos predefinidos desde su inicio y orientados por el docente. Dicha pregunta sirve para iniciar un viaje de reflexión y descubrimiento que los lleva a profundizar sobre contenidos conceptuales. Por ejemplo, ¿eran los germanos enemigos del Imperio Romano? Este método facilita la indagación en nuevas ideas y conceptos incentivando que el alumnado vaya más allá de las ideas preconcebidas que se extienden por la sociedad, pues se le insta a cuestionar estereotipos y, a través del esfuerzo propio de investigación y razonamiento, generar, por tanto, un espíritu crítico y criterios propios.
Ambas metodologías son estrategias educativas destinadas a involucrar a los estudiantes en tareas del mundo real para asentar su aprendizaje conceptual. En los dos enfoques el estudiante es el centro del aprendizaje y el profesor adopta un papel de facilitador. El matiz entre ambos reside en su aplicación práctica, mientras que el Aprendizaje Basado en Proyectos se adecúa a las ciencias naturales y exactas, el Aprendizaje Basado en Problemas es propio de las ciencias humanas. En el caso de las ciencias sociales, ambos ABP son válidos y se puede optar por una modalidad u otra dependiendo del contenido a tratar.
La investigación ha demostrado que las metodologías activas al ofrecer al estudiante un papel activo aumentan su motivación, lo cual aumenta la implicación y, con ello, se logra un aprendizaje significativo que deja supera el tradicional aprendizaje memorístico. El estudio ya no se concibe como una acumulación de conocimiento, si no que los estudiantes van más allá de entender conceptos y se les exige que sean capaces de aplicarlos.